sábado, 26 de abril de 2008

La cuenta corriente



Salgo de la sucursal con lágrimas en los ojos, indignado entre comisiones, gastos de mantenimiento e intereses de demora. Llego a casa, voy directo al dormitorio. En el segundo cajón de la mesilla de noche encuentro un calcetín viejo que hace tiempo perdió su pareja. Del bolsillo de la americana saco lo poco que he conseguido rescatar del banco tras aplicarme los correspondientes gastos de cancelación. Introduzco el objeto del tamaño de un tapón de coca cola en el interior del calcetín y escondo el atillo debajo del colchón.




Ya puedo descansar tranquilo. Me quedo dormido soñando que es la última vez que invierto en el Banco del deseo. Nadie va a robarme lo que me queda de corazón.



lunes, 21 de abril de 2008

Escritos incongruentes V



Por los barrotes se cuela la noche, iluminando el humo de la estancia vacía. El hombre tangente llora sobre una moqueta deshilachada. Está llorando sin ganas, esperanzas vanas de carácter urgente, como demente. Junto a las zapatillas descalzas, sentado en cuclillas, hipotálamo sediento husmea neuronas buscando alimento en algún cuento.

A lo lejos suena la triste risa

A lo lejos suena la triste risa

La gallina

Y una calabaza afeita entre amenazas con el baile de lunares

Por soleares


Anda Dios en primaveras

abotargando la ley

Anda su imagen jugando mentiras

con dados trucados

manchado de barro

creando otro rey



Queda el alucinado de luz apagado.
Infima eucariota en su universo sangre,
constante vida de muerte incesante,
en que todo viste diletante

diletante
……….tan diletante


jueves, 10 de abril de 2008

Baja el precio de la vivienda


Mila Urista, feliz en su nueva casa de 111 cm2

Fuentes gubernamentales informan que casos como el de Mila demuestran que la crisis inmobiliaria no es mas que un invento de los catastrofistas y dibujan un futuro esperanzador para el sector.

-“En un par de años, con el dinero de la subvención, pongo la puerta.”
comenta ilusionada esta ciudadana ejemplar.



lunes, 7 de abril de 2008

Los lunes al Sol

Se te atragantan los lunes. Te entra el virus.

Ya la tarde del domingo sufres las primeras reacciones, pierdes el ser, o lo reencuentras hecho una piltrafa, tal y como lo dejaras el viernes anterior.

En su rincón, temblando de frío y pánico, así lo encuentras.

Otras veces te sorprende en el sofá y se abalanza sobre tí de golpe. Entonces te sujeta fuerte y golpéa palabras contra tus oídos, apenas susurros, para que duelan más. Y atraviesan tus tímpanos con la delicadeza de un cutter, desgarrándolo todo a su paso, sin contemplaciones, hasta llegar a los ojos para lamerlos por dentro, secándolos, impidiendo que las lágrimas encuentren el camino. Y se enrosca en tu corazón, aprisionándolo, oprimiéndolo contra los pulmones.

Falta de aire, ausencia de halito, sensación de ahogo, nauseas.

Intentas huir y recorres caminos que lleven a otros seres, pero los domingos por la tarde está esperándote, agazapado en las sombras de tu habitación, esperando su momento para invadirte, para reclamar su posesión, para entre las sabanas hacerte saber que sólo a el le perteneces y que sólo el puede liberarte.

Y el lunes siempre amaneces con el virus dentro.


miércoles, 2 de abril de 2008

El patio de Hu Jintao





El patio de mi casa
es particular
si te mueves llueven hostias
balas y demás.


Y agáchate
y vuélvete a agachar
que l@s agachadit@s
no se pueden quejar.

Tibet agáchate.


La amistad sólo podía tener lugar a través del desarrollo del respeto mutuo y dentro de un espíritu de sinceridad.
Dalai Lama

Correrán ríos de sangre antes de que conquistemos nuestra libertad, pero esa sangre deberá ser la nuestra.
Mahatma Gandhi (1869-1948)

martes, 1 de abril de 2008

Resurrección

Ibiza






Salí del hotel a las cinco de la mañana y caminé en dirección a Figueretes. Al poco me encontraba recorriendo la playa d’En Bossa.
Aun era de noche y la playa estaba completamente desierta. No pude evitar la comparación: Mi vida, como aquella playa, también estaba vacía y apagada, a no ser por unas pocas estrellas, ahora lejanas, pero cuya luz seguía brillando allí, en lo alto de mi cielo.
Caminé por aquella playa durante algunos minutos y luego me paré en un punto indeterminado, quería ver amanecer.
Poco a poco, me fui despojando de la ropa, empapada de recuerdos. Todo formaba parte del ritual, y el nuevo día debía encontrarme desnudo, liberado de toda atadura con el pasado. Además, no iba a meterme en el agua vestido, y el agua era parte fundamental del ritual.
Como en prácticamente todas las religiones indoeuropeas, para comenzar una nueva vida, es necesaria la purificación por el agua. Así que yo había decidido renacer aquella mañana con el sol, y como él, surgir de las aguas renovado y purificado. (Ya entonces sabía que el sol es el mismo todos los días, y que el agua del Mediterráneo no es la más indicada para”purificar”, pero mi espíritu necesitaba un ritual y no se me ocurrió nada mejor).

Terminé de desnudarme. Corría una suave brisa y la temperatura era agradable. Caminé hacia el agua sintiendo como la arena acariciaba mis tobillos. El sonido de las olas fue bruscamente interrumpido por el graznido de dos pardelas baleares, que sin contemplaciones, se abalanzaron sobre mi ropa y comenzaron a picotearla. Yo lo interpreté como una señal más dentro del ritual: aquellas aves habían sido enviadas para acabar con los últimos vestigios de mi pasado.
A pesar del buen tiempo el agua estaba helada; En cuanto las primeras olas rodearon mis pies descalzos, noté un escalofrío por todo el cuerpo. Retrocedí, dudé breves instantes, tal vez no estaba preparado para la purificación.

En la lejanía comenzaron a asomar los primeros rayos de sol así que no era momento para vacilaciones. Me armé de determinación y eché a correr hacia el mar, cuando el agua me llegaba por encima de las rodillas me tiré de cabeza. Sentí que me invadía todo el frío y toda la humedad del universo conocido. Saqué la cabeza sólo un instante para coger aire y volver a sumergirme, debía mantenerme bajo el agua hasta que el sol emergiera desde el horizonte. Apenas veía más allá de mis narices, (que ya sé que no es poco), así que iba tanteando el fondo con las manos a la espera de que la luz del sol atravesara la leve resistencia del agua. Mis pulmones comenzaron a necesitar aire, tragué saliva con la esperanza de engañarlos y pegué mi cuerpo al fondo para que la presión no me empujara hacia la superficie. Sentía la presencia de vida a mí alrededor, sombras que se movían a gran velocidad, observándome, analizándome. Nunca llegué a saber qué o quienes eran, pero recuerdo perfectamente la curiosidad, la ausencia de miedo y de la noción del tiempo. Ya no había frió, ni humedad, y mis pulmones parecían haberse acostumbrado al nuevo medio, hasta mis ojos se encontraban a gusto entre tanta oscuridad.
Empezaba a disfrutar de todo aquello, incluso había olvidado las razones de mi presencia allí.



no se olvide