Contempló su reflejo en la pantalla vacía del ordenador, se levantó de la silla y caminó despacio hasta la ventana. Los últimos rayos de sol se colaban furtivos por la persiana veneciana, dibujando un traje de rayas en su torso desnudo. Separó dos listones con los dedos y acercó la cabeza para mirar al exterior.
La calle estaba vacía, desolada.
Observó los edificios con detenimiento, parándose en cada ventanal baldío, en cada cortina inerte, en cada terraza desierta, yerma, muerte. Y sin embargo tenía la certeza, estaba seguro que entre aquellas paredes de acero y ladrillo, ocultos tras aquellas cortinas, observando a través de aquellas persianas,
...sabía que tenía que haber alguien, alguien como él.
col-erase y ratonsoph