Para empezar, tengo que decir que ésta es la primera vez que me aventuro a escribir sobre el trabajo de otra persona, así que, quedáis advertidos y avisadas.
Bueno, empecemos por el principio. Nunca habría torturado con mis relatos a l@s dos lectores/as que tengo de no ser por Isaac Asimov, un señor con patillas de bandolero y apellido de robot con cagalera (¿por qué no estira las piernas?) de la marca Honda, al que le añadió la v final en homenaje a una afamada serie de reptilianos que se estrenaría varias décadas después de su nacimiento.
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No me digais que no parece conspiranoica. |
Tampoco lo
habría hecho de no ser por el invento del libro de bolsillo y por la editorial
Bruguera, que a base de explotar a sus empleados y no pagar derechos de autor
se dedicó a publicar libros como churros a unos precios al alcance de mi
demacrado presupuesto infantil. Pero un escritor anacrónico y una editorial
avanzada a su tiempo, se confabularon con el universo para que un día, un niño
de doce años viera un libro en el kiosco del barrio y decidiera comprarlo. Ese
libro era “Fundación e Imperio” de Isaac Asimov, y lo compré pensando que era
una novela sobre conspiraciones internacionales. Qué queréis, a mí lo de Fundación
me sonaba conspiranoico y yo por aquella época tenía una fijación con el mundo
paranormal al que con el paso de los años he conseguido dejar en anormal a
secas. El caso es que; tras la decepción inicial al darme cuenta de que era
tonto de capirote y que en la portada ponía claramente “Ciencia Ficción” con
letras bien gordas; no pude dejar de leer el libro hasta que viendo que no
comía, mi madre me amenazó con meterlo en la cazuela y hacer con él una sopa de
letras. Me gustó tanto el libro que quise ser Isaac Asimov, igual que antes
había querido ser Francisco Ibáñez o Walt Disney, y de esos barros estos lodos,
o cómo se diga.
Y vamos con el libro:
Las Colonias Del Sistema Solar – Theia, de Luis Ángel Fernández de Betoño.
De qué va, pues pongámonos en situación:
“Año 2373, la humanidad ha superado una nueva frontera y se expande por el Sistema Solar. Marte, el Cinturón de Asteroides y las lunas de Saturno y Júpiter, han sido colonizados.” “…existe un grupo denominado "Los 10000", que sueña con llegar a Theia, un mundo gemelo de la Tierra, situado a veinte años luz”
“…Owen Jeringan, líder de "Los
10000", cree haber encontrado la forma de fabricar un impulsor capaz de
alcanzar el aislado planeta. Gracias a un extraño objeto, al que llaman
Singularidad. “
“…Para ello, contrata los Servicios de Gael
Paulser, un antiguo piloto militar y veterano de la guerra contra Marte, junto
con un grupo de incondicionales, tratarán de hacerse con la codiciada
Singularidad.
Sin embargo, no todos los colonos están de
acuerdo, y utilizarán todos los medios a su alcance para impedir los planes de
Owen Jeringan.”
Y es a partir de aquí que arranca realmente
la novela, con un objeto codiciado y unos personajes que tienen la misión de
hacerse con él y otros intentando impedirlo. Un conflicto simple que sirve a
Luis Ángel Fdez. de Betoño como excusa para contarnos lo que realmente hace
especial a ésta novela; los personajes que la habitan. Entre unas muy bien
trazadas tramas de acción espacial solventadas con una prosa e ingenio dignos
del mejor Asimov, se van deslizando las vidas de unos personajes que van
ganando en complejidad a medida que avanza la acción. Unos personajes que coquetean
descaradamente con el lector hasta que te enamoras de ellos como un tierno
adolescente de 12 años.
Aquí quiero hacer un inciso. Tengo la impresión, subjetiva por supuesto, de que estamos ante una de esas historias donde se produce el milagro. Me refiero a ese momento de la creación donde los personajes se revelan y toman las riendas de la novela, saltándose a la torera todas las líneas rojas previamente diseñadas por el autor y donde a éste sólo le queda seguir a sus creaciones en su aventura descontrolada, con la vana esperanza de que no desbaraten demasiado la trama.
Y finalizando;
Donde un crítico al uso os diría que estamos ante una ecotopía optimista con ligeros toques distópicos, yo os digo que me la suda. Me importa un comino si el exacerbado SCHADENFREUDE del crítico en cuestión le hace desear que todo esto se vaya directamente a la mierda como única compensación a su desgraciada vida. Prefiero contagiarme del optimismo de Betoño y pensar que hay esperanza para la humanidad, aunque ésta sea imperfecta. Igual que quiero pensar que hay esperanza para la literatura y para un libro que, aunque no sea perfecto, me ha devuelto a mis doce años y ha despertado en mi la férrea voluntad de convertirme en Luis Ángel Fernández de Betoño o en alguno de sus personajes.
Podeis comprar el libro aquí.
Y vamos con el libro:
Las Colonias Del Sistema Solar – Theia, de Luis Ángel Fernández de Betoño.
De qué va, pues pongámonos en situación:
“Año 2373, la humanidad ha superado una nueva frontera y se expande por el Sistema Solar. Marte, el Cinturón de Asteroides y las lunas de Saturno y Júpiter, han sido colonizados.” “…existe un grupo denominado "Los 10000", que sueña con llegar a Theia, un mundo gemelo de la Tierra, situado a veinte años luz”
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Lara, mi personaje favorito. |
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Marcapáginas personalizado, que me perdone el autor. |
Y finalizando;
Donde un crítico al uso os diría que estamos ante una ecotopía optimista con ligeros toques distópicos, yo os digo que me la suda. Me importa un comino si el exacerbado SCHADENFREUDE del crítico en cuestión le hace desear que todo esto se vaya directamente a la mierda como única compensación a su desgraciada vida. Prefiero contagiarme del optimismo de Betoño y pensar que hay esperanza para la humanidad, aunque ésta sea imperfecta. Igual que quiero pensar que hay esperanza para la literatura y para un libro que, aunque no sea perfecto, me ha devuelto a mis doce años y ha despertado en mi la férrea voluntad de convertirme en Luis Ángel Fernández de Betoño o en alguno de sus personajes.
Podeis comprar el libro aquí.